Artículo publicado por Alejandro Villena para el blog 'Sexo y Salud' del periódico ABC.
“¿Pero cómo van a tener relaciones sexuales mis abuelos? ¡Te estás volviendo loco con tanta psicología!”. Me decía un amigo mientras conversábamos sobre diferentes aspectos de la sexualidad en una terraza de la Plaza Mayor de Madrid.
Pues efectivamente, las tienen y no sólo eso, si no que disfrutan con ellas. Algunas personas, incluso más que en etapas anteriores de su vida, dónde no habían podido expresar su sexualidad de forma sana debido a una falta de conocimiento sobre sí mismos, una falta de educación sexual o una inhibición excesiva en este plano.
Es bien sabido que el ser humano sufre cambios inevitables a nivel biológico y que el cuerpo con el paso de los años se va debilitando y deteriorando.
Pero esto no significa que una dimensión tan importante como la sexualidad sea extirpada de nuestro ser cuando llegamos a la jubilación, además la sexualidad es mucho más amplia que solo el coito. Los datos hablan por sí solos, en concreto un estudio realizado en 2007, publicado en New England Journal of Medicine, muestra unos resultados muy interesantes a este repecto:
“Y si tiene relaciones no quiero ni imaginarme como son, así que cambiemos de tema, que estamos comiendo” Concluyó mi amigo y seguimos disfrutando de los escasos rayos de sol de aquella terraza.
He ahí uno de los quid de la cuestión, muchas de las dificultades que encuentran los ancianos a la hora de tener relaciones sexuales tiene más que ver con un componente sociocultural y psicológico que les lleva a disminuir el interés sexual y la motivación ante su pareja.
Otros factores que pueden influir es la falta de pareja debido a viudedad y de ahí la abstinencia sexual, la aparición de síntomas depresivos debido a la no adaptación o aceptación de la jubilación, el miedo a no dar la talla u otras patologías físicas en la vejez que puedan afectar a la respuesta sexual.
La sociedad les impone una manera de entender la sexualidad pobre y errónea, cargada de estereotipos y clichés que obligan al anciano a reprimir su conducta sexual, a sentir vergüenza o miedo a convertirse en “viejos verdes”.
En definitiva, la sexualidad del ser humano, la cual podría ser entendida como un eje transversal que cruza por las diferentes dimensiones de la persona (emociones, pensamientos, valores, creencias, fantasías, etc.), comienza a desarrollarse desde que nacemos hasta que morimos. Para poder llevar una vida saludable en el plano de la sexualidad es importante despojarnos de todas estas ideas preconcebidas.
A continuación ofrecemos algunos consejos a tener en cuenta para las relaciones en la tercera edad:
-El deseo: En ocasiones la falta de deseo se puede traducir en monotonía y rutina más que en declive físico, sorprende a tu pareja con algo nuevo y diferente: sedúcele, sedúcela.
-Erección: La falta de calidad en la erección puede convertirse en un aspecto positivo ya que existirá mayor control eyaculatorio generando así una relación sexual más duradera y satisfactoria.
-Lubricación: Si existe falta de lubricación siempre se podrán utilizar lubricantes y geles disponibles en cualquier tipo de farmacias o supermercados.
-Salud física: Controla tus patologías médicas que puedan estar influyendo en la respuesta sexual y acude regularmente a revisiones.
-Ejercicio físico: Nos ayuda a mantenernos activos y a mejorar el sistema cardiovascular, indispensable en la respuesta sexual. Además mejora el estado de ánimo.
-Cuida tu mente: Si te encuentras triste o ansioso, tengas la edad que tengas, tu deseo sexual se verá disminuido. Si necesitas apoyo psicológico por cualquier aspecto no dudes en acudir a un especialista.
Así que si has llegado a la jubilación y sigues teniendo deseo y motivación para las relaciones sexuales no eres “un viejo verde” eres una persona normal que ha conseguido luchar contra los prejuicios de la sociedad y contra tus propias barreras psicológicas, aprendiendo a desarrollar una dimensión tan importante como la sexualidad de forma saludable.
Alejandro Villena. Psicólogo.