El psicólogo Fernando Muñoz Montesinos, que está realizando sus prácticas de máster en la Consulta, escribe este artículo para el blog de Sexualidad y Salud de la Consulta, en el que reflexiona sobre el amor en tiempos revueltos y proporciona pautas para trabajar la capacidad de amar.
¿Qué es lo que nos mantiene sanos y felices durante la vida? En una investigación científica el doctor Waldinger estudió lo que hace a las personas más felices y saludables. En este estudio de la Universidad de Harvard se realizó un seguimiento de los distintos ámbitos de la vida de 724 personas, año tras año, durante 75 años. (Waldinger, 2016). Actualmente, también forman parte del estudio las parejas, los hijos y los nietos de estas 724 personas formando ya una muestra de estudio de 2.000 personas. Hoy en día el estudio sigue en marcha.
En relación con este estudio se desarrollaron tres conclusiones principalmente:
1. Las buenas relaciones mantienen a las personas más felices, más saludables y más longevas. Por lo tanto, la soledad o la sensación de estar solo mata. (Waldinger, 2016).
2. La segunda conclusión a la que se llegó es que lo importante es la calidad de las relaciones cercanas, ni la cantidad ni el tipo de relación. Vivir rodeado de relaciones de calidad es protector para la salud mientras que vivir en medio del conflicto es realmente dañino para la salud. (Waldinger, 2016).
3. Los vínculos fuertes e íntimos protegen el cuerpo y el cerebro. Las relaciones en las que la persona siente que puede contar con el otro, la memoria y recuerdos de esta persona permanecen más nítidos por más tiempo, mientras que si es al contrario, esos recuerdos disminuyen. No es el hecho de que sean fluidas todo el tiempo y no discutir, tiene que ver más con saber que puedes contar con el otro pase lo que pase. (Waldinger, 2016).
Por lo tanto, las personas con relaciones de buena calidad son más felices, presentan mejor salud y viven más tiempo. Pero, ¿Por qué es tan difícil de conseguir relaciones buenas y cercanas? El ingrediente principal para conseguir relaciones de calidad es el amor, y como todo lo importante en la vida, el amor requiere tiempo y perfeccionamiento. Somos humanos y hoy en día más que nunca nos gustan las soluciones rápidas.
Pintar es un arte y como todo arte implica trabajo, requiere de tiempo, dedicación, cariño y paciencia entre otras muchas habilidades. Entendemos como arte: pintar, esculpir, cocinar, dibujar, tejer, diseñar. El amor también es un arte. Como todo arte, se debe cultivar y trabajar.
Como hemos observado en el estudio de Waldinger la necesidad de amar es algo que llevamos de serie. Solo a través de este perfeccionamiento del acto de amar podemos lograr mejorar nuestras relaciones y considerarlas relaciones de calidad (Fromm, 1956).
¿Qué es amar?
La palabra amar proviene del latín amãre, que significa entrega absoluta o sacrificio. En la línea de esta definición, Erich Fromm define el amor como la acción que solo se puede realizar en libertad y jamás desde la compulsión o las pasiones, puesto que el amor implica actividad, no es algo pasivo (Fromm, 1956). Amar es un verbo, y como todo verbo indica una acción, la acción de entregarse, de darse.
Es importante destacar que cuando hablamos de amar, no es solo el amor de pareja. Se ama a un padre, a una madre, a un hijo, a una hermana, a un amigo, a un compañero de trabajo, a una pareja, etc. El concepto de amor no se reduce solo a ese amor romántico de pareja como se suele creer.
¿Qué tipos de amor existen?
Fromm diferenció entre dos clases de unión interpersonal en el amor (Fromm, 1956):
1. El amor inmaduro es un amor pasivo en el que amo porque me aman, y el amor es un medio que utilizo para alcanzar otro fin. En este caso la persona es una mera espectadora, se deja llevar por los impulsos y las pasiones y su fin último es experimentarse a sí misma (Fromm, 1956). Un ejemplo perfecto de amor inmaduro es un bebé. Este presenta una unión simbiótica del cuerpo con su madre, en donde ambos comparten el mismo cuerpo durante los meses de gestación e incluso tras haber dado a luz continúa sin diferenciar a su madre de sí mismo. El bebé se deja cuidar por su madre, es un mero espectador y su fin es experimentarse y descubrirse a sí mismo.
2. Por el contrario, el amor maduro, es un amor activo en el que primero amo y precisamente porque yo amo, me aman. En este caso el amar es el fin. Por supuesto, también la persona se ve afectada por los impulsos y los afectos pasivos, los cuales son motivadores que no percibe. Pero la diferencia reside en que la persona es dueña de sus afectos activos o acciones, y a través de ellas, puede llegar a alcanzar la virtud (Fromm, 1956). No solo realiza acciones directas hacia el otro, sino que busca crecer, madurar y cultivar las virtudes para dar lo mejor de sí mismo. Porque no podemos dar lo que no tenemos.
Lo adaptativo para el ser humano es ir desarrollando desde la adolescencia un amor maduro para ir trasladándose de ese amor inmaduro del que partimos por naturaleza, a un amor maduro que nos mueve, que nos exige actividad. En esta tarea tenemos mucho que aportar. Maslow define el amor como no solo una emoción sino como un proceso activo de la persona que pone en juego, y que no solo ocurre, sino que hay que cultivarlo. (Maslow, 1972).
¿Cómo trabajar el amor?
A través de la acción, pero no cualquier acción, la acción de dar y darse. Como afirma Fromm, amar es dar no recibir. El psiquiatra Enrique Rojas añade que el amor es vinculación, es darse, olvidarse de uno mismo y ser feliz buscando el bien del otro (Rojas, 2011). A la persona que amamos le queremos dar lo mejor de nosotros, lo mejor que tenemos. ¿Qué es lo más preciado que tenemos? Nuestra propia vida, nuestro tiempo y nuestra intimidad. Amamos compartiendo nuestro tiempo, nuestra intimidad, muestras y actos de cariño, compartiendo nuestra mejor versión. Como resume Erich Fromm, dar todas las manifestaciones de lo que está vivo en él.
Es importante trabajarse a uno mismo y madurar. Si no cultivamos las virtudes y no tenemos buenos hábitos, no podemos dar lo que no poseemos. Si lo que está vivo en nosotros es cariño, respeto, educación, daremos esto. Por el contrario, si estamos llenos de ira, tristeza, inmadurez, o abandono en las pasiones, daremos esto o incluso no daremos nada al otro.
Es imprescindible que en esta acción de amar existan 4 elementos, además de las virtudes y fortalezas de la persona. Estos cuatro elementos son:
Cuidado: quien ama a una persona busca cuidarla, lo que se traduce en buscar su bien, aunque no siempre sea lo más agradable (Fromm, 1956).
Responsabilidad: amar es sentirse responsable de buscar el bien para la otra persona. Sentirse responsable de sus propios actos hacia ella, es un acto voluntario, una respuesta a las necesidades de la otra persona. No es un deber impuesto, sino una elección libre y voluntaria, y la libertad siempre debe ir acompañada de responsabilidad (Fromm, 1956).
Respeto: cabe destacar que el respeto no es temer o ser sumiso, sino ser capaz de ver a la otra persona tal cual es, ser consciente de su individualidad única, de que es un ser humano único e irrepetible, y por ello es perfectamente imperfecto y le debo un respeto. No me sirvo de la persona, sino que le amo según es no como quiero que sea (Fromm, 1956).
Conocimiento: el respeto se basa en la libertad, la responsabilidad y el conocimiento. Es del conocimiento de donde mana ese motivo para preocuparse por el otro. Como afirma Fromm el conocimiento guía el cuidado y la responsabilidad. No puedo amar a alguien si no le conozco (Fromm, 1956).
Esto debemos entenderlo también hacia nosotros. No puedo amarme como soy si no me conozco. El psiquiatra Enrique Rojas enuncia “Amor y conocimiento forman un binomio esencial” (Rojas, 2011). Cuando se habla de conocer hablamos de conocer a un nivel profundo y esto se puede hacer penetrando activamente en la otra persona y dejándonos descubrir por ella. Es un conocerse bidireccionalmente, es decir, le voy conociendo y me conoce. Este conocer se desarrolla en la experiencia de unión, en la unión interpersonal, en donde se da una comunicación profunda no solo de pensamientos, sino de sentimientos, deseos, experiencias vitales, etcétera.
Es importantísimo entender que, si una relación no es correspondida, esta relación no hará feliz a nadie y no se podrá generar ningún vínculo ni relación de calidad. Es decir, si uno ama, pero el otro no quiere amar a la otra persona, no tiene interés en conocerla, no la cuida, no la respeta y/o no busca su bien; esa relación no es una relación de calidad y no aporta nada bueno a la persona. Ante todo, las relaciones son libres y hay que saber leer si la otra persona me quiere querer o no.
Estos cuatro elementos son las virtudes en las que debe trabajar la persona para perfeccionar el arte de amar y lograr alcanzar un amor cada vez más maduro y por ende más pleno.
Esto llevado a la práctica consiste en generar hábitos en los que llevemos a cabo este cultivarnos y acción de darnos. Estos actos van desde:
a) Palabras de afirmación: hablar con cariño y respeto, hablar de los sentimientos, dar las gracias, pedir perdón, comunicar de manera habitual los aspectos que nos encantan de la otra persona, las cosas que hacen, cómo es físicamente y personalmente, ser agradecido y expresarlo, dar las gracias etcétera. (Chapman, 1996)
b) Tiempo de calidad: dar paseos juntos, mirarse a la cara, compartir las experiencias de la semana, del día. (Chapman, 1996)
c) Dar regalos: no solo regalos físicos, también experienciales como irse a la montaña, ir a cenar a un restaurante, invitarle a comer, un viaje a la playa, comprar unas chuches mientras paseas por el centro de la ciudad, ir al cine con unas palomitas, etcétera. (Chapman, 1996)
d) Actos de servicio: sacar el lavaplatos, poner la mesa, preparar una buena comida, tener mis cosas ordenadas, respetar el espacio de la otra persona, dedicarle tiempo cuando lo necesite, aunque no sea lo que nos apetezca, dejarle elegir la película, preguntarle en varias ocasiones si le puedes ayudar en algo, estar atento, etcétera. (Chapman, 1996)
e) Contacto físico: dar la mano, abrazos de 8 segundos, besos, miradas, toques en el hombro, caricias en las manos, en el brazo, choque de puños, choque de manos, mirar a los ojos, mano en el hombro, observarse, sonreír con la boca y con los ojos, etcétera. (Chapman, 1996) (Rojas Estapé, 2018).
La clave está en convertir muchas de estas acciones en hábitos realizándolos día a día, sin dejar escapar la más mínima oportunidad de practicarlos. De tal manera que nos salgan solos y, por lo tanto, aumentarán su frecuencia y autenticidad.
Beneficios de trabajar la capacidad de amar
Según varios estudios científicos si una persona presenta vínculos fuertes e íntimos con otras personas (Waldinger, 2016; Salavera, 2021; Miller, 2023; Yu, 2023):
-Facilita encontrar un sentido de conexión y propósito en la vida.
-Promociona su salud, mejorando su autoestima, su salud emocional, reduciendo el estrés y mejorando la comprensión y la calidad de las relaciones interpersonales.
-Aumenta la probabilidad de vivir más tiempo.
-Disminuye la probabilidad de desarrollar enfermedades físicas, puesto que disminuye el nivel de inflamación crónica y de hormonas del estrés.
-Presenta mayor facilidad para gestionar las emociones negativas.
-Disminuye la probabilidad de padecer estrés crónico.
-Presenta mayor felicidad y satisfacción con la vida.
-Disminuyen la probabilidad de desarrollar depresión, ansiedad o ideación suicida.
-Disminuye la probabilidad de desarrollar estrés percibido e ideación suicida
-Aumenta la capacidad de manejar, percibir y afrontar óptimamente el dolor.
Como afirma Mark Twain, en la vida no hay tiempo, es muy breve para disculpas, disputas. Tan solo hay tiempo para amar, y solo un instante para hacerlo. Una vida buena se forma con relaciones de buena calidad (Twain, 2010).
Referencias:
Chapman, G. (1996). Los cinco lenguajes del amor (Primera ed.). Miami: Unilit.
Fromm, E. (1956). El arte de amar. Paidós.
Maslow, A.H. (1943). A Theory of Human Motivation. Psychological Review
Miller E. L. (2023). Social Connectedness and Pain. Pain management nursing : official journal of the American Society of Pain Management Nurses, 24(2), 111–112. https://doi.org/10.1016/j.pmn.2023.03.005
Rojas Estapé, M. (2018). Cómo hacer que te pasen cosas buenas. Espasa.
Rojas, E. (2011). El amor: la gran oportunidad. Madrid: Temas de Hoy.
Salavera, C., & Usán, P. (2021). Relationship between Social Skills and Happiness: Differences by Gender. International journal of environmental research and public health, 18(15), 7929. https://doi.org/10.3390/ijerph18157929
Twain, M. (2010). La novia de mis sueños. Nueva revista de política, cultura y arte, 266-273.
Waldinger, R. (2016). What Makes a Good Life? Daily Good - News that inspires.
Yu, Y., & He, M. (2023). Perceived stress from interpersonal relations predicts suicidal ideation in Chinese university students: Roles of meaning in life and coping humor. Heliyon, 9(3), e14106. https://doi.org/10.1016/j.heliyon.2023.e14106
Zheng, M., Guo, X., Chen, Z., Deng, J., & Hu, M. (2023). Association between interpersonal relations and anxiety, depression symptoms, and suicidal ideation among middle school students. Frontiers in public health, 11, 1053341. https://doi.org/10.3389/fpubh.2023.1053341
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