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Sexo y género: la responsabilidad de defender la ciencia

El Dr. Carlos Chiclana publica este artículo el pasado enero en la revista del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, donde destaca la importancia de diferenciar entre sexo y género, y aporta un decálogo de consideraciones para tratar mejor las diferencias y similitudes entre ambos términos.



¿Es lo mismo “sexo” y “género”? La OMS considera que no: “el sexo se refiere a las características biológicas que definen a los humanos como hembra o macho” y “el género se refiere a las características (…) que se construyen socialmente. Esto incluye normas, comportamientos y roles asociados con el hecho de ser una mujer, un hombre, una niña o un niño, así como las relaciones entre ellos (…), varía de una sociedad a otra y puede cambiar con el tiempo[1].


Investigadores e instituciones proponen guías para que la ciencia no se vea alterada por ideologías, presiones mediáticas o sociales, moral, religión o intereses económicos[2] y abogan por analizar los datos por sexo, género o por ambos [3]. El National Institute of Health de EEUU indicó que se emplee sexo como biológica y género como psicosocial [4].


Son variables distintas y tenemos la responsabilidad de atenderlas de manera diversa e inclusiva. Defender que hombres y mujeres somos iguales es necesario desde una perspectiva moral o social, y es inaceptable desde una perspectiva biomédica. La organización de un sistema sanitario o de investigación que no tuviera en cuenta la diferente morbilidad, evolución o respuesta a tratamientos según sexo y género, crearía sesgos.


Las diferencias debidas al sexo son inmunes a cualquier ideología o interés sociocultural, porque se rigen por parámetros biológicos[5]. Un artículo publicado en Science (2020) por autores españoles[6] muestra que el sexo influye en la expresión génica de casi cada tipo de tejido humano, en la respuesta a la medicación o el porcentaje de grasa corporal.


Suponer que hombres y mujeres están presionados y afectados por las mismas variables socioculturales, puede facilitar un sesgo en investigación o en la práctica clínica. Los roles, estereotipos y mandatos de género, crean variables que incidan en la salud de las personas (dominancia-sumisión, poder-éxito, sobrecargas laborales y/o psicosociales, exigencias estéticas de belleza-fuerza).


Un ejemplo cercano lo tenemos en la infección y evolución de la infección por COVID-19[7] donde, además de las variables biológicas, se encuentran variables asociadas al género que modifican la gravedad y mortalidad como el menor lavado de manos, fumar y beber, rechazo del aislamiento social, obligaciones sociales, estrés psicológico, baja calidad de vida y bajo nivel socioeconómico.


Sugiero algunas cuestiones que podrían ayudar a bien tratar estas variables:

1.- Considerarlas como diversas y atender a las tasas y distribución de las enfermedades de acuerdo con estas.

2.- Reconocer las influencias biológicas y las atribuciones, roles, estereotipos de género como variables significativas en el desarrollo, diagnóstico, tratamiento e investigaciones científicas.

3.- No reducir los problemas de salud solo a variables biológicas o sólo a las socio-culturo-ambientales.

4.- Incluir por igual, o equilibradamente según objetivos, a varones y mujeres en los ensayos clínicos. Recoger, analizar y comparar los datos según sexo y estudiar si las atribuciones de género pueden ser variables de confusión.

5.- Atender a variables sensibles o específicas de género, y a los sesgos relacionados que puedan darse en las hipótesis de una investigación.

6.- Contextualizar los modos de enfermar, prevenir o promover la salud al contar con variables sociales, ambientales, políticas, culturales, religiosas, económicas, etc.

7.- Conjugar el análisis cualitativo y el cuantitativo para comprender más factores influyentes.

8.- Reconocer los problemas de salud diferentes y/o específicos en hombres y mujeres, sin identificarlos, equipararlos o negarlos.

9.- Evitar la atribución masculina o femenina despectiva a problemas de salud.

10.- Evitar una dicotomía sexual absolutista que trate a hombres y mujeres como totalmente diferentes sin características comunes.


Para trabajar en innovar con perspectiva de género, es necesario considerar las diferencias e incluirlas, observar lo diverso y estudiarlo. Mantener un criterio científico y académico independiente de las cambiantes leyes, las corrientes ideológicas sociales o personales, u otras variables que puedan influir, ayudará tanto al avance de la ciencia como al enriquecimiento de leyes o ideologías[8].




Referencias

[1] www.who.int [2] Howard LM., Ehrlich AM., Gamlen F., Oram S. Gender-neutral mental health research is sex and gender biased. The Lancet Psychiatry, 2016 Volume 4, Issue 1,9 – 11. Doi: 10.1016/S2215-0366(16)30209-7. [3] Clayton JA, Tannenbaum C. Reporting Sex, Gender, or Both in Clinical Research? JAMA. 2016;316(18):1863–1864. doi:10.1001/jama.2016.16405. [4] https://orwh.od.nih.gov/sex-gender [5] Legato MJ, Johnson PA, Manson JE. Consideration of Sex Differences in Medicine to Improve Health Care and Patient Outcomes. JAMA. 2016;316(18):1865–1866. doi:10.1001/jama.2016.13995 [6] Oliva M, Muñoz-Aguirre M, …., Guigó R and Stranger BE. “The impact of sex on gene expression across human tissues.” Science 369, eaba3066 (2020). DOI: https://doi.org/10.1126/science.aba3066. The GTEx Consortium. “The GTEx Consortium atlas of genetic regulatory effects across human tissues”. Science, Sep 11, 2020. DOI: https://doi.org/10.1126/science.aaz1776 [7] Gebhard C, Regitz-Zagrosek V, Neuhauser HK, Morgan R, Klein SL. Impact of sex and gender on COVID-19 outcomes in Europe. Biol Sex Differ. 2020 May 25;11(1):29. doi: 10.1186/s13293-020-00304-9. PMID: 32450906; PMCID: PMC724728 [8] Margaret McCartney: Medicine must do better on gender. BMJ 2018; 360 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.k1312




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