El Dr. Carlos Chiclana y la psicóloga María Bradford escriben este artículo para la revista FilaSiete, sobre la película Soul y reflexionan sobre la muerte y el sentido de la vida.
Al pensar en Soul, podemos describirla como una película animada centrada en Joe, un profesor de música apasionado por el jazz que enfrenta la muerte el mismo día en que tiene la oportunidad de cumplir su sueño de tocar con su ídolo, Dorothea Williams. No obstante, la película nos invita a ver más allá de esta premisa.
Para lograrlo, es esencial conocer más sobre su director, Pete Docter, quien también es director creativo de Pixar y guionista de películas como Del revés, Up y Wall-E. Según Docter, uno de sus objetivos con Soul era permitir que el público pudiera reflejar algo de sí mismo en la película, dejando un final abierto para interpretaciones personales.
Normalmente, en el proceso de animación, la música es uno de los últimos elementos en añadirse. Sin embargo, Soul desafió este proceso al colocar la música como el eje central, comenzando con la grabación de las piezas musicales antes de desarrollar la animación. Esta elección cobra mayor sentido cuando consideramos que Docter no solo es un animador, sino también un músico, y su comprensión
de la música va más allá de lo convencional.
La música no es simplemente un acompañamiento, sino un lenguaje que el cerebro procesa de manera similar al lenguaje hablado. Esto explica su interés en crear una película que trata la música como una forma de comunicación esencial para la experiencia humana. Según Docter, el cine existe para que las personas experimenten emociones y se conecten con algo más profundo, incluso si ese “algo” es más grande que ellas mismas.
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