El psicólogo Abel Gordejuela publica este artículo para el blog de Sexualidad y Salud de la Consulta, en el que explica en qué consiste este trastorno, cuál es su origen y los tratamientos que existen para abordarlo.
¿Qué es el Trastorno de Excitación Genital Persistente?
El Trastorno de Excitación Genital Persistente (TEGP) fue especificado por primera vez en 2001 por Leiblum & Nathan, describiéndolo como un trastorno que genera malestar elevado debido a la excitación genital persistente en forma de sensaciones genitales o sensibilidad en la zona genital en ausencia de deseo sexual. Se presenta de forma habitual en mujeres, aunque a día de hoy, se han descrito algunos casos también en hombres.
Aunque todavía no está clasificado en los manuales diagnósticos, Leiblum & Nathan (2001) proponen cuatro criterios que deben cumplirse:
1) presencia de estímulos propios de una estimulación sexual;
2) no se resuelve tras mantener relaciones sexuales o tener orgasmos;
3) aparecen sin la presencia de excitación sexual o deseo;
4) son percibidas como no deseadas e intrusivas.
Además, Waldinger (2010) añade un quinto criterio: presencia de sensaciones genitales no deseadas similares a sensaciones de piernas inquietas, hipersensibilidad uretral o de hiperactividad en la vejiga.
Los síntomas más frecuentes son el hormigueo en el clítoris, congestión vaginal, humedad vaginal, contracciones vaginales y hormigueo vaginal (Leiblum y colaboradores, 2007). Un estudio realizado en el Sistema Público de Reino Unido sugiere que la prevalencia en mujeres se encuentra en torno al 1% (Garvey et al., 2009).
¿Cuál es el origen del PGAD?
Actualmente, no existe un acuerdo claro sobre su etiología. Jackowich & Pukall (2020) proponen diversas opciones en una revisión realizada recientemente: 1) cambios neurológicos centrales, 2) cambios neurológicos periféricos, 3) alteraciones vasculares, 4) presión mecánica en estructuras genitales, 5) cambios inducidos por la medicación y 6) factores psicológicos asociados.
Las enfermedades médicas son una de las principales comorbilidades que se han encontrado (Jackowich et al., 2019), siendo las más frecuentes: Síndrome de Piernas Inquietas (13,2%), Síndrome del Intestino Irritable (9,3%) o Dolor Pélvico Crónico (7,4%) entre otras. Además, algunos estudios afirman la existencia de factores morfológicos, como la existencia de Quistes de Tarlov (Jackowich et al., 2016).
Por otro lado, los factores psicológicos han demostrado guardar relación con el TEGP. Por ejemplo, se ha visto que la ansiedad dirige la atención de pacientes con TEGP al área genital y favorece el malestar (Leiblum & Chivers, 2007).
¿Qué puedo hacer?
Sería recomendable consultar a un profesional si se sufre de esta sintomatología. Puedes contactarnos a alejandrovillena@doctorcarloschiclana.com si te has sentido identificada en este artículo.
Existen múltiples tratamientos sobre los que se está llevando a cabo una gran investigación. Encontramos tres bloques:
- Terapias físicas: 1) Terapia de Neuromodulación, 2) Electroestimulación transcutánea de los nervios (TENS), 3) Terapia física con Onabotulinumtoxina A, 4) Cirugías y 5) Terapia Electroconvulsiva (ECT).
- Tratamientos farmacológicos, donde predominan el uso de antidepresivos (ISRS principalmente), ansiolíticos (destacando la efectividad del Clonazepam), fármacos de acción dopaminérgica y otros fármacos como la Carbamazepina.
- Intervenciones psicológicas, siendo la Terapia Cognitivo-Conductual y la terapia de pareja las más comunes, aunque se han realizado pocos estudios sobre este tipo de intervenciones.
Abel Gordejuela
Psicólogo
Grupo de Trabajo e investigación en Sexualidad
Consulta Dr. Carlos Chiclana
Referencias
Garvey LJ, West C, Latch N, et al. Report of spontaneous and persistent genital arousal in women attending a sexual health clinic. Int J STD AIDS 2009;20:519-521. Leiblum SR, Nathan SG. Persistent sexual arousal syndrome: A newly discovered pattern of female sexuality. J Sex Marital Ther 2001;27:365–80. Leiblum S, Seehuus M, Goldmeier D, Brown C. Psychological, medical, and pharmacological correlates of persistent genital arousal disorder. J Sex Med 2007;4:1358–66. Jackowich, R. A., Pink, L., Gordon, A., & Pukall, C. F. (2016). Persistent genital arousal disorder: a review of its conceptualizations, potential origins, impact, and treatment. Sexual medicine reviews, 4(4), 329-342. Jackowich, Poirier & Pukall, 2019 A Comparison of Medical Comorbidities, Psychosocial, and Sexual Well-being in an Online Cross-Sectional Sample of Women Experiencing Persistent Genital Arousal Symptoms and a Control Group. Jackowich, R.A. & Pukall, C.F, 2020 Persitent Genital Arousal Disorder: A Biopsychosocial framework. Current Sexual Health Reports, 12, 127-135. Waldinger, M. D., Venema, P. L., Van Gils, A. P., Schutter, E. M., & Schweitzer, D. H. (2010). Restless genital syndrome before and after clitoridectomy for spontaneous orgasms: a case report. The journal of sexual medicine, 7(2pt2), 1029-1034.