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¿Tus hijos y las pantallas? Lo que debes saber para cuidar su salud e infancia digitalmente segura

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La psicóloga Almudena Cavassa escribe este artículo para explorar la realidad del uso de pantallas en menores y cómo fomentar un consumo responsable, brindando información y herramientas para lograrlo, a raíz de los datos obtenidos a través de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y un Congreso llevado a cabo por la Fundación Telefónica sobre esta temática.



"¡Solo cinco minutos más, por favor!" ¿Te suena familiar? La tecnología ha avanzado a un ritmo imparable, tanto así que hoy basta con estirar la mano al bolsillo o a la mesa para tener acceso a un sinfín de estímulos, entretenimiento y comunicación. Sin darnos cuenta, pasamos de disfrutar su utilidad a depender de ella, permitiéndole absorber nuestro tiempo y atención.


Sin embargo, no se trata de ver la tecnología como un problema ni de eliminarla por completo, sino de encontrar un equilibrio, comprender sus beneficios y riesgos para aprovecharla de manera consciente.

Pero, ¿cómo lograrlo? La clave está en la educación digital: conocer lo que dicen los expertos, reflexionar sobre su impacto y adoptar estrategias que promuevan un uso saludable. A través de este artículo, se buscará explorar la realidad del uso de pantallas en menores y cómo fomentar un consumo responsable, brindando información y herramientas para lograrlo.


Datos obtenidos a través de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y un Congreso llevado a cabo por la Fundación Telefónica en enero de 2025 presentan datos alarmantes. Por un lado, se ha visto que el 33% de los niños de entre 12 y 16 años tienen un alto riesgo de uso compulsivo de internet y redes sociales. Asimismo, los casos de ciberacoso han aumentado en un 37% y el consumo de pornografía en menores también, siendo 6 de cada 10 adolescentes los que acceden a este tipo de contenidos.

 

Se ha visto también que utilizar un dispositivo móvil para premiar o distraer a los niños en los primeros años de vida impide el desarrollo de estrategias de autogestión. Es decir, si ante una situación estresante o desagradable el niño recibe siempre pantallas para calmarse, se le está privando de la oportunidad de desarrollar sus propias estrategias de autocontrol y gestión de emociones, lo que afectará en distintos ámbitos de su vida a largo plazo. En cuanto a los adolescentes, áreas como el sistema límbico o la corteza cerebral están terminando de madurar por lo que el uso excesivo de pantallas en esta etapa vital se ha asociado con mayor probabilidad de presentar dificultades cognitivas graves.

 

Entre los riesgos para la salud y el desarrollo infantil por el uso excesivo de pantallas incluyen:

  • Sueño: el uso de pantallas antes de dormir disminuye el sueño por la noche y lo aumenta durante el día, algo que a su vez afecta el estado de ánimo, altera la conducta, el desarrollo cerebral y afecta a la autoestima.

  • Alimentación y nutrición: a un mayor número de horas frente a la pantalla se asocia una dieta menos saludable, lo que incrementa el riesgo de sobrepeso.

  • Actividad física: se recomienda que niños y adolescentes realicen actividad física durante al menos 60 minutos diarios.

  • Riesgo cardiovascular: al dedicar tanto tiempo a las pantallas, el ejercicio físico disminuye y aumenta el riesgo de desarrollar un síndrome metabólico.

  • Fatiga visual: miopía progresiva, ojo seco, lagrimeo, picazón, etc.

  • Volumen cerebral: debido al uso excesivo de pantallas el espesor de la corteza cerebral disminuye en varias regiones.

 

Frente a estos hallazgos, la AEP actualiza las recomendaciones para el uso de pantallas según la edad:

  • De 0-6 años: se recomienda el contacto cero con pantallas salvo excepciones en la que haga uso de ellas con supervisión de un adulto y con un objetivo específico.

  • De 7 a 12 años: se recomienda menos de una hora de uso, incluyendo el tiempo que se utilice en el colegio y para realizar los deberes. Es importante fomentar los factores que protegen la salud del niño en esta etapa como por ejemplo el deporte, el quedar con amigos, los paseos, etc. Asimismo, se recomienda pactar los límites de uso (tanto de tiempo como de contenido) previamente.

  • De 13 a 16 años: se recomienda menos de dos horas incluyendo el tiempo de uso para realizar deberes y actividades en el colegio. Se ve importante también establecer un control parental y atrasar la edad del primer móvil.

 

El rol de los padres y de las familias frente a esta problemática es muy importante. Se ha demostrado que el tiempo que pasan los padres frente a una pantalla influye en el tiempo que pasarán sus hijos en las mismas. Esto debido a que los padres son el modelo más cercano para sus hijos, gracias a ellos, los hijos aprenden a cómo desarrollarse en el mundo. La familia es el núcleo de la sociedad y la principal escuela de vida, es por ello que el ejemplo de los padres con el buen uso de las nuevas tecnologías es fundamental, ya que será un gran predictor de la relación que tengan sus hijos con las mismas. Sin embargo, las estadísticas actuales reflejan que, para muchos, el contexto familiar no es el adecuado, pues 1 de cada 4 adolescentes sufre violencia familiar y la pobreza infantil supera el 30%.

 

Uno de los mayores retos es lograr que las familias se involucren en el cambio, ya que, . aunque muchas están preocupadas por la situación, enfrentan dificultades para comprender el entorno digital en el que se desenvuelven sus hijos. A menudo, se aferran a la nostalgia de su propia infancia, considerando que fue mejor, sin reconocer que lo diferente no necesariamente es negativo. Por ello, se hace evidente la necesidad de educación y alfabetización digital para los padres. 

 

En conclusión, el uso excesivo de pantallas en la infancia y adolescencia conlleva riesgos significativos para la salud física, mental y emocional, afectando el sueño, la alimentación, la actividad física y el desarrollo cerebral de los niños. Frente a ello, la educación digital es clave para promover un uso equilibrado de la tecnología. Asimismo, los padres desempeñan un papel fundamental en este proceso, ya que su comportamiento puede influir en las conductas futuras de sus hijos. Para mitigar estos riesgos, es esencial establecer límites de tiempo, fomentar hábitos saludables, reforzar el acompañamiento parental y favorecer la alfabetización digital, de manera que las familias tengan un mayor entendimiento del entorno tecnológico actual.

 

 

 

Referencias:

 

AEP. (2024). La AEP actualiza sus recomendaciones sobre el uso de pantallas en la infancia y adolescencia en base a la nueva evidencia científica. Cero pantallas hasta los 6 años y solo una hora al día entre los 6 y 12. Asociación Española de Pediatría. https://www.aeped.es/sites/default/files/20241205_ndp_aep_actualizacion_plan_digital_familiar_def.pdf 

 

Álava, S., Audivert, I., Caballero, A., Cid, S., Cuesta, L., Flores, J., García, P., Gato, S., Goyenechea, A., Guadix, N., Gutiérrez, C., Magdaleno, J., Preckler, M., Prendes, L., Redondo, Rodríguez, A., J., Sanchez, M., Tonarelli, M., Valderrábano,E. & Zavala, M. (30 de enero de 2025). Construyendo juntos el mundo digital que nuestros menores merecen. [Congreso] Congreso Fundación Telefónica, Madrid, España.

 
 
 

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